El precandidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Víctor-ITO-Bisonó Haza, entiende que es el momento de una renovación en la política dominicana, tomando en consideración el estado de ánimo que la política refleja.
Bisonó considera que los cambios en la sociedad son obra del 10 al 20% del total de los ciudadanos, puesto que son los que en realidad actúan, mientras que los demás se limitan a seguirlos.
Dijo que es necesario emprender acciones, que lleven a la gente a participar y a interesarse por la política, motivadas por el rechazo de la pasividad y de la indiferencia, ante la magnitud de los desafíos y las crisis que vive en todos los aspectos la sociedad.
Bisonó al comparecer en el forum de debate ¨Renovando La Política¨ en Ágora Dominicana, Expresó que una recuperación de la política, trae como repuestas, hacerle frente a la llamada crisis de la democracia y recuperar la confianza en el sistema.
¨Es con la integración de la gente, que la responsabilidad de trabajar la política no quede en manos de cualquiera, que la gente participe, reclame y exija, los mejores ciudadanos deben volver a estar presente en la dirección del país, la inteligencia y la racionalidad tienen que asumir la conducción de los partidos, atraer a la juventud sana y comprometida con los valores de la familia y de la Patria; dar el más amplio espacio de igualdad a las mujeres, aprovechando la sabiduría y experiencia de los mayores en la preservación del orden y la disciplina ciudadanas¨.
El congresista motivó a que se inicie un proceso de renovación de los partidos, considera que la gente tiene que volver a ellos y participar en la conquista del cumplimiento de los estatutos de su organización, influir en el partido el cumplimiento de la ley electoral y pronto de una ley de partidos políticos, vigilar permanentemente desde la fortaleza del partido el cumplimiento de la Constitución y con ella de todas las reglas que harían funcionar el Bien Común, que haya una verdadera y permanente rendición de cuentas. En definitiva, que impere el imperio de la ley.
Palabras en Ágora Dominicana
Giovanni Sartori, famoso politólogo italiano dijo de manera tajante que la disciplina que él contribuyó a crear y desarrollar, la ciencia política, perdió su rumbo y hoy camina con pies de barro. La ciencia política terminó alejándose del pensamiento y la reflexión, hasta hacer de esta ciencia un elefante gigantesco, repleto de datos, pero sin ideas ni sustancias, atrapada en saberes inútiles para aproximarse a la realidad en toda su complejidad.
Me identifico con esta reflexión y creo que es tiempo de hablar de la renovación de la política, teniendo en cuenta que la política refleja un estado de ánimo general y que los políticos son parte de la sociedad, y son aquellos hombres y mujeres que se supone asumen un verdadero compromiso con lo que hacen y sin exigir condiciones. No se puede, sin embargo, ser optimista de la voluntad de los políticos ante tantos mercenarios falto de compromiso con el bienestar de los demás, y me refiero al bienestar colectivo.
Me pregunto entonces, ¿Dónde está esta gente? La gente que se ha quedado indiferente y que ha preferido pensar que no es su responsabilidad, aquellos que en ocasiones argumentan solamente el que no les gusta lo que hacen los políticos y en consecuencia esa gente prefiere dedicarse a cubrir y satisfacer sus intereses o preocupaciones personales.
Considero que los verdaderos cambios en la sociedad son obra del 10 al 20% del total de los ciudadanos, y quizás estoy exagerando, son estos quienes en realidad actúan, los demás se limitan a seguirlos.
Por tanto, es necesario emprender acciones, llevar a la gente a participar y a que se interesen por la política, motivadas por el rechazo de la pasividad y de la indiferencia, ante la magnitud de los desafíos y las crisis que vivimos en todos los aspectos de nuestra sociedad.
Para mi la respuesta a una recuperación de la política, para hacerle frente a la llamada crisis de la democracia, para recuperar la confianza en el sistema, es con la integración de la gente, que la responsabilidad de trabajar la política no quede en manos de cualquiera, que la gente participe, reclame y exija.
Por ello, comienzo preguntándome: ¿Cuántos creen en los valores de la familia? ¿Cuántos participan en la directiva de padres del curso de unos de sus hijos? ¿Cuántos son miembros activos de las juntas de vecinos de su comunidad? ¿Cuántos son voluntarios a cualquier causa noble?, por ahí se comienza a trabajar y a asumir un compromiso con la sociedad a que pertenece.
Veo como ejemplo la votación de las últimas elecciones, aquí en este mismo Distrito Nacional (aunque Congresionales y Municipales), en esta circunscripción donde nos encontramos, hubo un 64% de abstención, preguntémonos: ¿A que minoría? ¿A quienes? ¿A ese 36% le dejamos escoger por todos? ¿A los más comprometidos? ¿A los que no afecta el populismo y el clientelismo? Entonces hay que participar.
La gente tiene que volver a participar en las decisiones. Los mejores ciudadanos deben volver a estar presente en la dirección del país.
La inteligencia y la racionalidad tienen que asumir la conducción de los partidos, atraer a la juventud sana y comprometida con los valores de la familia y de la patria; dar el más amplio espacio de igualdad a las mujeres, aprovechar la sabiduría y experiencia de los mayores en la preservación de orden y la disciplina ciudadanas.
Comencemos por la renovación de los partidos; la gente tiene que volver a ellos y participar en la conquista del cumplimiento de los estatutos de su organización, influir en el partido el cumplimiento de la ley electoral y pronto de una ley de partidos políticos, vigilar permanentemente desde la fortaleza del partido el cumplimiento de la Constitución y con ella de todas las reglas que harían funcionar el Bien Común, que haya una verdadera y permanente rendición de cuentas. En definitiva, que impere el imperio de la ley.
Para ello la gente no debe seguir dejando que cualquiera, sin vocación de servicio, sin educación ciudadana, le represente en la toma de las decisiones políticas, que deben ser guiadas en todo momento por los mejores valores nacionales trazados por nuestros Padres Fundadores.
Cuando logremos esto, dejará de ser utópica la idea de país que tiene la gente y entonces será realidad el proyecto de Nación que tanto añoramos. Juntémonos pues, y hagámoslo.